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viernes, 18 de enero de 2013

Es preciso rogar el socorro de los verdaderos amigos cuando sentimos nuestras fuerzas debilitándose. Es preciso, antes de nada, buscar la luz divina que consuela y aclara, ampara y anima en todas las situaciones. Cuando las nubes negras de los pensamientos tormentosos cubran con oscuro manto el horizonte de tus esperanzas, y el convite de la depresión te asedie el alma, imita a los girasoles y trata de respirar el aire puro, más allá de las circunstancias desagradables.

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