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martes, 26 de marzo de 2013


Foto: Las aflicciones


Las aflicciones sin solucionar son como aviones que vuelan días
y semanas sin parar ni aterrizar, congestionando recursos
que se pueden necesitar en casos de emergencia.
Los aviones del rencor se convierten en fuentes de estrés,
y frecuentemente el resultado es un choque.
Perdonar es la tranquilidad que se siente
cuando aterrizan los aviones.

El perdón no es aceptar la crueldad, olvidar que algo doloroso
ha sucedido ni excusar el mal comportamiento.
Tampoco implica la reconciliación con el ofensor.
El perdón es para usted y no para quien lo ofendió.
Se aprende a perdonar como se aprende a patear un balón.
Las personas reservan su capacidad para molestarse
pero la usan sabiamente. No desperdician su valiosa energía
atrapados en furia y dolor por cosas sobre las que nada pueden hacer.
Perdonando, reconocemos que nada se puede hacer por el pasado,
pero permite liberarnos de él. Perdonar ayuda a bajar los aviones
para hacerles los ajustes necesarios.
El perdón sirve para descansar y no implica que el ofensor
“se saldrá con la suya” ni aceptar algo injusto.
Significa, en cambio, no sufrir eternamente por esa ofensa o agresión.
Fred Luskin


Foto: No hay nada mejor, ni más fuerte, ni más útil para el porvenir de una persona, que haberla llenado de buenos recuerdos durante su infancia

Las aflicciones


Las aflicciones sin solucionar son como aviones que vuelan días
y semanas sin parar ni aterrizar, congestionando recursos
que se pueden necesitar en casos de emergencia.

Los aviones del rencor se convierten en fuentes de estrés,
y frecuentemente el resultado es un choque.
Perdonar es la tranquilidad que se siente
cuando aterrizan los aviones.

El perdón no es aceptar la crueldad, olvidar que algo doloroso
ha sucedido ni excusar el mal comportamiento.
Tampoco implica la reconciliación con el ofensor.
Foto: “ No importa si el viaje es largo cuando el destino es tu corazón. ”
El perdón es para usted y no para quien lo ofendió.
Se aprende a perdonar como se aprende a patear un balón.

Las personas reservan su capacidad para molestarse
pero la usan sabiamente. No desperdician su valiosa energía
atrapados en furia y dolor por cosas sobre las que nada pueden hacer.


Perdonando, reconocemos que nada se puede hacer por el pasado,
pero permite liberarnos de él. Perdonar ayuda a bajar los aviones
para hacerles los ajustes necesarios.


El perdón sirve para descansar y no implica que el ofensor
“se saldrá con la suya” ni aceptar algo injusto.
Significa, en cambio, no sufrir eternamente por esa ofensa o agresión.
Fred Luskin

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