Páginas

martes, 12 de marzo de 2013

sabes?


Cuando no tengas
un hombro donde llorar,
no olvides que hay un suelo
que espera tus rodillas,
para que te desahogues, respires
y te levantes nuevamente.
Así es ésto: 
ningún dolor es permanente,
entrégalo a los oídos 
del que nunca te abandonará...
De pie ante los hombres
de rodillas ¡sólo ante Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario