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martes, 20 de agosto de 2013

Sólo queda lo que damos

Sólo nos acariciará,
el amor que prodigamos.
Sólo nos alegrará, la sonrisa que regalamos.
Sólo nos refrescará, el agua que
juntos bebimos.
Sólo nos alimentará, el pan que compartimos.
Sólo nos cubrirá, el vestido
con que al prójimo arropamos.
Sólo nos descansará el cansancio
del peregrino que hospedamos.

Sólo nos consolará, la palabra

con que reconfortamos.
Sólo nos guiará, la verdad que proclamamos.
Sólo nos sanará, el consuelo del enfermo que visitamos.
Solo nos librará, la vida nueva
del preso liberado.
Solo nos dará paz, la ofensa que perdonamos.

Sólo hará renacer la esperanza,
la mirada que al cielo dirigimos
y las manos con que abrazamos.
Sólo nos conducirá a la Vida,
la confianza que en el Padre depositamos.
Así, la humilde solidaridad de cada día,
como flor que en silencio entrega su perfume, construye fraternidad
y enriquece nuestras vidas…

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