Práctica
Me deleito en mi tiempo de comunión con Dios.
A veces mi práctica de oración y meditación puede parecer monótona. Mas recuerdo que comulgar con Dios es lo más importante que puedo hacer cada día. Orar y meditar es como un músculo que necesita ser ejercitado. Un atleta entrena consistentemente para una competencia y, gracias al proceso, logra resistencia, forma y fortaleza.
Del mismo modo, mi práctica de oración y meditación aumenta mi capacidad de vincularme con la Esencia de todo lo que es. Soy uno con mi fuente de paz, inspiración, claridad y seguridad internas. Al vincularme con Dios en oración, sé que mi camino será claro. Siento gratitud por la práctica de comulgar con mi Creador.
Pon tu cuidado y tu atención en estas cosas, para que todos puedan ver cómo adelantas.—1 Timoteo 4:15
Bendiciones,