Cuando sientes el mundo sacudirse alrededor tuyo,
quédate firme en los pies de la fe.
Muchas veces hay terremotos en la vida de nosotros.

Cuando seres queridos mueren,
o perdemos algo realmente precioso para nuestras vidas.
Cuando somos derrotados y enfrentamos las adversidades de vivir.

Es en estos momentos que la fe debe ser completa.
No solamente la fe en un ser supremo,
sino también la fe en uno mismo,
en la capacidad ilimitada de todos nosotros de superar obstáculos.

La fe en el destino, de que cada escena en la vida de uno tiene mucho que enseñar.
La fe en que después de la noche más oscura vendrá el día más brillante.

Recuerda que tú ya no eres el mismo que fuiste hace 5 años ni hace dos días.

 Por lo tanto, no hay nada a qué volver. 

Dile un sincero adiós al pasado.

 Ni tú serás el(la) mism@, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. 

Despréndete de lo que ya no está en tu vida, abre la puerta a lo que sí está.

"No hay razón para sufrir.
La única razón por la que sufres
es porque así tú lo exiges.
Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir,

pero ninguna razón válida.
Lo mismo es aplicable a la felicidad.
La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento".

[Don Miguel Ruiz]

Si buscamos dentro de la mente,
siempre encontraremos
razones para ser feliz

y también para permanecer en tristeza.

Porque la felicidad
no depende de lo que hacemos


ni tampoco de lo que tenemos.

No depende de cómo sea
nuestro cuerpo ni de que
tengamos más o menos dones.

Sólo depende de lo a gusto
que estés con lo que haces,
de lo conforme con lo que tienes,

de ser feliz con tu cuerpo

y también con tus dones.
Básicamente, la felicidad depende
¡ de que realmente quieras ser feliz!