Amarte a ti...
Amarte a ti, Señor,
con toda mi capacidad,
con todo mi entendimiento,
con toda mi entraña,
con toda mi voluntad,
con todas mis fuerzas,
con todos mis anhelos,
con todo mi caminar,
con toda mi confianza,
con todo mi asentimiento,
con todas mis cosas,
con mi entera esperanza,
con todo mi corazón.
Amarte a ti, hermano,
como Dios te ama,
como Dios reclama,
como Dios me envía,
como tú requieres,
como tú deseas,
como tus heridas aguardan,
como entrega de la vida,
como fruto de la fe,
como signo de esperanza,
como gesto de fraternidad,
como anuncio de comunión,
como pregón del Reino,
como a mí mismo.
Señor crucificado,
prende en mí este amor a Dios,
amor a los hermanos.
Hasta el extremo,
con todo el corazón,
completamente arrodillado.