La oración es el intento sincero de comunicarnos con Dios, de vincularnos, de unirnos, con la Verdad que transciende los sentidos. Con la oración agradecemos, pedimos, alabamos o simplemente nos ponemos a entera disposición de ese Ser Superior en que decidimos confiar.
La actitud de quien ora ha de ser de entrega y confianza. Por ello, a veces, basta con un simple sentimiento para entrar en oración. Pero, siempre las palabras nos han ayudado a comunicarnos, con nosotros mismos, con los demás y con aquel de quien esperamos todos los bienes.
El poder de la oración es el poder de la palabra expresada con fe. El poder de la oración se manifiesta en nosotros al confiar en ese ser que se oculta en nosotros mismos y al cual dirigimos nuestro pensamiento. A ese dador de vida está dirigida nuestra oración por la salud y por la sanación, o…por lo que necesitemos en el momento. Si nuestros deseos están en armonía con el Plan Universal, la salud o lo que estemos pidiendo en ese momento, se manifestará en nosotros.
Pero, recordemos que para pedir también debemos dar. Y damos, pidiendo también por el resto de la humanidad. El equilibrio perfecto, la perfecta salud, es la de todo el planeta, la de todos los seres vivos, la de todos quienes rodean.
Al pedir, debemos de hacerlo…. a) De Acuerdo a la Voluntad Divina. b) En Armonía para Todo el Mundo. C) Bajo la Gracia y d) De Manera Perfecta. De esta forma, tendremos respuesta perfecta a nuestra plegaria. Al orar, debemos de demostrar nuestra fe y….qué mejor forma de hacerlo que, dando gracias antes de recibir.
Y Sobre todo….que cuando ores, tu actitud sea de entrega y confianza en el amor de nuestro Padre Celestial, el cual tiene un caudal de bendiciones a nuestra disposición, tan sólo a la distancia de una oración.