Una vez que hayas obtenido todas las cosas materiales, te hartarás pronto de ellas.
Mas existe algo que jamás te hastiará, ni en la vida ni por la eternidad: el gozo siempre nuevo que se experimenta en la comunión con Dios.
El gozo que permanece siempre igual puede causar tedio, mas cuando constantemente se renueva y es continuo te deleitará por siempre.
Semejante gozo puede experimentarse en los estados de meditación profunda.”
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