Consuelo
El amor divino me consuela.
Si sufro la pérdida de un ser querido, sentir y expresar mis emociones es saludable; así como lo es buscar consuelo de los demás. Saber que el amor de Dios está siempre conmigo y a mi alrededor me ofrece seguridad. Al aquietarme en cuerpo y mente, tomo conciencia del amor divino.
Respiro lentamente y permito que mi cuerpo descanse. Siento el amor de Dios en mí y lo percibo de quienes me apoyan. El fluir del amor divino, y los muchos canales por los cuales se expresa, me alienta.
Con la seguridad de que siempre estoy unida en mente y corazón a la gente, los animales y los lugares que amo; doy gracias por las bendiciones de cada día, por los recuerdos atesorados y por el amor que nunca cesa.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.—Mateo 5:4
Bendiciones,
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