Dejar ir
Mantengo una expectativa positiva, y confío en Dios.
Algunos dicen que la preocupación —aunque no intencionalmente— es la forma más común de oración. Es el hábito de enfocar la atención en lo negativo; lo cual agota nuestra energía e impide la acción efectiva. En vez de preocuparme, decido dar mi atención a las posibilidades de bien y confiar en Dios. Al aquietarme y orar, puedo ver que Dios obra en la situación, y ya no me frustro por cualquier aparente retraso.
Sé que todos los interesados son guiados por Dios y están envueltos en Su amor. En el silencio, dejo ir cualquier necesidad por un resultado específico y estoy receptivo a una solución espiritual. Al trasformar mis pensamientos, toda preocupación desaparece y soy libre mental y emocionalmente.
Ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.—Juan 14:17
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