Como la experiencia ocurre tan rápidamente,
las respuestas habituales pueden surgir de nuestra boca
o de nuestras manos antes de que lo sepamos.
Nos puede ayudar a practicar las respuestas
eficaces cuando las circunstancias son fáciles.
De ese modo, cuando las cosas se pongan difíciles,
nuestros patrones ya estarán creados.
También es útil que nos entrenemos
a hacer una pausa antes de responder.
Esto recibe el nombre de Pausa Sagrada,
un momento en el que nos detenemos
y nos damos cuenta de nuestra identificación
con los problemas y las reacciones.
Sin hacer una pausa, nuestras reacciones son automáticas.
Cuando hacemos una pausa, podemos darnos cuenta
de nuestra experiencia real, el dolor o el placer,
el miedo o la excitación.
Sin hacer una pausa, nuestras reacciones son automáticas.
Cuando hacemos una pausa, podemos darnos cuenta
de nuestra experiencia real, el dolor o el placer,
el miedo o la excitación.
En la calma, antes de que surjan nuestros hábitos,
nos hacemos libres.
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