Orar por otros
Oro por ti y te rodeo de amor.
La oración es un regalo que doy a los demás y a mí. Cuando oro, comulgo con Dios y el amor que nos envuelve a todos. Orar por otros no sólo abre mi corazón, sino que también llega a los corazones de aquellos por quienes oro. Nos unimos en Dios.
Cuando oro, no enfoco mi atención en necesidades ni deseos particulares. Oro por una mayor conciencia de Dios. El poder de Dios evoca cambios en toda manifestación de vida. Afirmo el bien de Dios al orar. La raíz de toda oración es el amor —amor por Dios, por los demás y por mí mismo.
En una conciencia del amor infinito de Dios, oro por otros sabiendo que cada persona está llena y rodeada de Amor.
Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.—1 Corintios 13:13
Bendiciones,
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