Perdonar
Mi corazón se abre cuando perdono.
Al orar, me doy cuenta de que no puedo perdonar si mi corazón se ha endurecido. Sé que el perdón me ayuda a sanar cualquier falta o herida. El amor divino es el mayor aliciente. Dicho amor suaviza las condiciones endurecidas de mente y corazón. Estoy receptiva al amor divino y le permito que me sane.
Recuerdo que bajo cualquier ofensa, temor o juicio, cada uno de nosotros es una Esencia pura del Ser.
Al abrir mi corazón conecto mi Esencia con la de otros.
Digo una oración sencilla: “Que seas bendecido”. Entrego toda ofensa al poder perdonador y sanador del amor divino.
Con un corazón afable y receptivo recibo gozosamente mi bien: la paz que me brinda el perdón.
Al abrir mi corazón conecto mi Esencia con la de otros.
Digo una oración sencilla: “Que seas bendecido”. Entrego toda ofensa al poder perdonador y sanador del amor divino.
Con un corazón afable y receptivo recibo gozosamente mi bien: la paz que me brinda el perdón.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios.—Mateo 5:8
Bendiciones,
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