Prosperidad
Afirmo mi herencia divina y reclamo mi bien.
Ser de mente próspera significa darme cuenta del alcance y valor de mi herencia espiritual. Soy bendecida abundantemente con dones del Espíritu —vida, comprensión, poder, amor, imaginación y fortaleza— por nombrar unos cuantos.
Para estar atenta a la profundidad de mi herencia espiritual, me alineo en el Silencio y permito que la Mente Divina me guíe a mi bien.
Afirmo mi derecho espiritual de nacimiento y acepto mi legado divino de bien.
Yo soy Vida Divina. Yo soy Poder Divino. Yo soy Amor Divino. Estas declaraciones poderosas de Verdad activan una conciencia de prosperidad en mí, generando una vida de balance, salud y bienestar.
Que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento, y cumpla con su poder todo propósito de bondad y toda obra de fe.—2 Tesalonicenses 1:11
Bendiciones,
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