Hoy me olvido y dejo a Dios,
que se encargue de mi vida,
ahora en los oscuros rincones de mi alma,
su luz comienza a brillar.
Todas mis penas y preocupaciones que he padecido,
en la vida se han hecho llevaderas con su ayuda,
Él me ha quitado un gran peso de mis hombros,
y ha llenado mi corazón de amor.
Los problemas que antes me abrumaran,
de pronto me parecen tan insignificantes,
y yo sé que las adversidades diarias de la vida,
con su ayuda, las podré vencer.
Si tienes alguna pena,
¡OLVÍDALA!
y deja que Dios se haga cargo de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario