La perversión:
Comúnmente se entiende “perverso” como un adjetivo que se aplica a quien actúa con maldad, que corrompe las costumbres o el orden de las cosas, que daña a otros con sus conductas, sentimientos o impulsos de manera intencional y disfruta con ello.
La perversión es una estructura o posición subjetiva que las personas adoptan y que permite mantener el goce de la fantasía de plenitud, es decir, se reniega de los límites, de lo imperfecto, se presenta una seria renuencia para aceptar y asumir limitaciones y carencias, tanto propias, como, primordialmente, la “falta” de perfección y de plenitud del Otro Omnipotente.
Expliquemos con un ejemplo sencillo: Digamos que un niño espera con ilusión la llegada de los Reyes Magos. Un día descubre que la magia en la que confiaba no existe, y frente a la frustración de este descubrimiento, surge la tentación de “hacer como que no se ha dado cuenta”, con la ilusión que de esta manera la magia no se acabará y podrá seguir gozando de ésta.
este ejemplo, el niño en cuestión habrá demostrado renuencia a aceptar que la magia no existe, por no convenir a sus intereses, por tanto desmiente la realidad y la suple con su fantasía.
Comúnmente se entiende “perverso” como un adjetivo que se aplica a quien actúa con maldad, que corrompe las costumbres o el orden de las cosas, que daña a otros con sus conductas, sentimientos o impulsos de manera intencional y disfruta con ello.
La perversión es una estructura o posición subjetiva que las personas adoptan y que permite mantener el goce de la fantasía de plenitud, es decir, se reniega de los límites, de lo imperfecto, se presenta una seria renuencia para aceptar y asumir limitaciones y carencias, tanto propias, como, primordialmente, la “falta” de perfección y de plenitud del Otro Omnipotente.
Expliquemos con un ejemplo sencillo: Digamos que un niño espera con ilusión la llegada de los Reyes Magos. Un día descubre que la magia en la que confiaba no existe, y frente a la frustración de este descubrimiento, surge la tentación de “hacer como que no se ha dado cuenta”, con la ilusión que de esta manera la magia no se acabará y podrá seguir gozando de ésta.
este ejemplo, el niño en cuestión habrá demostrado renuencia a aceptar que la magia no existe, por no convenir a sus intereses, por tanto desmiente la realidad y la suple con su fantasía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario