Decimos adiós muchas veces al día. Decimos adiós sin pensar que puede ser la última vez que veamos a esa persona. Pensamos que en unas horas, en unos días e incluso en unas semanas no puede pasar nada.
Pensamos que somos inmunes a todo, que nada nos puede dañar. Pero llega un día en el que te das cuenta que no. Que en un instante, en un segundo puedes irte y no volver.
Que tu tiempo es limitado y tienes que aprovecharlo porque no sabes cuando te irás si hoy o mañana pero sabes que lo harás tarde o temprano.
Decimos adiós esperando poder escuchar pasado un tiempo de nuevo un hola. Vivimos esperando un final que no sabemos cuando va a llegar...
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