A veces sentimos...
A veces sentimos que debemos escalar una montaña o erigir un monumento para dejar nuestra huella en el mundo.
Lo que no reconocemos es que con frecuencia podemos producir cambios simplemente existiendo, manejando lo que la vida nos da.
Tal vez la forma en que tratamos nuestros desafíos y recompensas inspire a alguien más a lograr cosas valederas en su propia vida
Cualquier cambio o pérdida no nos hace víctimas, puede sacudirnos, sorprendernos, decepcionarnos, pero no nos puede impedir actuar, aprovechando la situación que se presenta y continuar.
Sin importar dónde estemos en la vida, sin importar cuál sea la situación, siempre podemos hacer algo. Siempre hay una alternativa y ésta puede ser poder.
La capacidad de superar una posición de impotencia nos confirma que siempre tenemos alternativas.
Aunque nos sintamos atrapados o indefensos, somos capaces de elegir la actitud con la que enfrentaremos nuestros desafíos.
Si adoptamos la mentalidad de la víctima y creemos que no podemos hacer nada, nunca obtendremos poder
A veces sentimos que debemos escalar una montaña o erigir un monumento para dejar nuestra huella en el mundo.
Lo que no reconocemos es que con frecuencia podemos producir cambios simplemente existiendo, manejando lo que la vida nos da.
Tal vez la forma en que tratamos nuestros desafíos y recompensas inspire a alguien más a lograr cosas valederas en su propia vida
Cualquier cambio o pérdida no nos hace víctimas, puede sacudirnos, sorprendernos, decepcionarnos, pero no nos puede impedir actuar, aprovechando la situación que se presenta y continuar.
Sin importar dónde estemos en la vida, sin importar cuál sea la situación, siempre podemos hacer algo. Siempre hay una alternativa y ésta puede ser poder.
La capacidad de superar una posición de impotencia nos confirma que siempre tenemos alternativas.
Aunque nos sintamos atrapados o indefensos, somos capaces de elegir la actitud con la que enfrentaremos nuestros desafíos.
Si adoptamos la mentalidad de la víctima y creemos que no podemos hacer nada, nunca obtendremos poder
BENDICIÓN DEL HOGAR!!
¡Dios mío!, bendice mi casa, para que sea el hogar del amor y la paz.
Bendice, la puerta abierta como dos brazos extendidos que dan la bienvenida a mis invitados.
Bendice, las ventanas que dejan entrar el sol a raudales cada mañana, y por donde se asoman las estrellas del firmamento, que son luces de esperanza para la humanidad.
Bendice, los muros que nos defienden del viento, del frío, del calor, y que son nuestros amigos en las horas que pasamos en la casa.
Bendice, nuestra mesa, y los sitios de trabajo diario para que nos ayudes, y el lugar de reposo para que nos guardes del peligro.
Bendice, el techo que cobija los afanes de hoy, y los sueños de mañana, y que guarda para siempre entre los vivos, la memoria sagrada de los que se han ido al cielo.
Bendice, la luz de la casa, la madre, la fuerza, y el aliento..... el padre, y que sean benditos los hijos, luz de esperanza, y de sueños futuros.
Bendice, los sentimientos, las ternuras, el amor, los anhelos que florecerán en nuestras vidas cotidianas.
Bendice, nuestros pensamientos para que siempre sean puros, y las palabras para que sean rectas, y que nuestros actos en la tierra nos conduzcan a TÍ.
Bendice nuestras horas de paz y de silencio, para que fortalezcamos juntos nuestro espíritu, y este nos lleve puros hacia TÍ.
Bendice, nuestros dolores más profundos, y nuestras alegrías porque son el corazón de la familia.
¡SEÑOR!, QUÉDATE SIEMPRE CON NOSOTROS..... EN TU MORADA..... EN NUESTRA CASA!..
Bendice, la puerta abierta como dos brazos extendidos que dan la bienvenida a mis invitados.
Bendice, las ventanas que dejan entrar el sol a raudales cada mañana, y por donde se asoman las estrellas del firmamento, que son luces de esperanza para la humanidad.
Bendice, los muros que nos defienden del viento, del frío, del calor, y que son nuestros amigos en las horas que pasamos en la casa.
Bendice, nuestra mesa, y los sitios de trabajo diario para que nos ayudes, y el lugar de reposo para que nos guardes del peligro.
Bendice, el techo que cobija los afanes de hoy, y los sueños de mañana, y que guarda para siempre entre los vivos, la memoria sagrada de los que se han ido al cielo.
Bendice, la luz de la casa, la madre, la fuerza, y el aliento..... el padre, y que sean benditos los hijos, luz de esperanza, y de sueños futuros.
Bendice, los sentimientos, las ternuras, el amor, los anhelos que florecerán en nuestras vidas cotidianas.
Bendice, nuestros pensamientos para que siempre sean puros, y las palabras para que sean rectas, y que nuestros actos en la tierra nos conduzcan a TÍ.
Bendice nuestras horas de paz y de silencio, para que fortalezcamos juntos nuestro espíritu, y este nos lleve puros hacia TÍ.
Bendice, nuestros dolores más profundos, y nuestras alegrías porque son el corazón de la familia.
¡SEÑOR!, QUÉDATE SIEMPRE CON NOSOTROS..... EN TU MORADA..... EN NUESTRA CASA!..
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